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Australia, fin de la aventura


Siempre he estado segura que viajar te hace crecer, salir de tu burbuja, te abre la puerta a un mundo repleto de un sin número de personas, lugares, nuevas formas de pensar y diferentes a la nuestra. Hoy se cumplen diez meses desde que comenzó esta aventura. En la cual decidí dejar todo de lado y hacer un stop en la loca y típica vida que la sociedad cree que hay que vivir; ir al colegio, a la universidad, trabajar, casarse, tener hijos y seguir trabajando sin parar hasta jubilar, por supuesto siendo siempre una persona súper exitosa, siempre mirando para arriba y aspirando a más.

Hoy dejo Australia para empezar una nueva aventura, pero no puedo irme de este país sin agradecer la increíble experiencia que me entregó.

Antes de empezar este viaje lo que sabía de Australia era prácticamente nada, la única ciudad de la que había escuchado hablar era Sydney, sabía que vivían el año nuevo mucho antes que nosotros en Chile y que era un enorme continente. También que la calidad de vida era muy buena y que los surfistas y canguros estaban por todas partes, lo último lo pude comprobar en su totalidad, surfistas hay en todas partes y los canguros son casi como parte de la sociedad australiana.

No fueron necesarios muchos días viviendo aquí para darme cuenta que me faltaba mucho por conocer en este enorme continente. Australia es un país que te recibe con las puertas abiertas, aquí el turista o extranjero es uno más, basta ver la cantidad infinita de diferentes culturas que hay por todos lados. Asiáticos, latinos y europeos se pasean como Pedro por su casa, sintiéndose parte de este lugar.

Los Australianos por su parte te hacen sentir cómodo y bienvenido en todas partes, no es un trato especial por ser extranjero, ellos son cordiales por naturaleza, en todos los cafecitos o negocios de barrio te preguntan como estas y cuales son tus planes para el día, mientras te atienden con una enorme sonrisa escuchan todo lo que les cuentas. Lo mejor, es que cuando digo te escuchan es por que realmente están interesados en lo que les estas contando, no te preguntan por protocolo.

Imposible no comentar lo bien que funciona todo, los trámites de banco son tal cual como dicen las instrucciones, acá no hay letra chica, las reglas son simples y todos las siguen al pie de la letra. El transporte público funciona con horarios y si llegas un minuto tarde lo pierdes. En las escaleras mecánicas, se avanza por la derecha y si no quieres avanzar te quedas a la izquierda, no es necesario un letrero para explicarlo, la gente lo hace y todos lo respetan. En los supermercados los productos en oferta son de buena calidad, no por que compres algo barato va a ser malo. Y así una lista infinita de lo que funciona muy bien, podría escribir una columna solo sobre eso.

Por su lado los paisajes no pasan desapercibidos; las playas paradisiacas, la mayoría con muy bien cuidadas y lindas costaneras y los innumerables parques nacionales en donde abundan los senderos repletos de miradores son cosas que no puedo dejar de mencionar. Por último y mi punto favorito, la comida y la gastronomía. Australia es un país repleto de influencias gastronómicas de diferentes países, por lo que hablar sobre su comida típica no es un tema fácil. Si de comida australiana se trata lo que más destaca son los pies de carne, los embutidos, las carnes de caza y el banana bread, ñam ese queque de plátano gana el premio a lo más delicioso para mi. Aquí todos comen de todo, no es como en algunos países que los locales solo comen comida local y los extranjeros comen la comida que le corresponde a su país o cultura, acá los australianos comen comida árabe, los árabes comida China y los latinos comida australiana, todos probamos de todo. Restaurants hay de todo tipo de comida y en todas partes, italianos, latinos, japoneses, chinos, vietnamitas, árabes, comida rápida, entre otros. Lo mejor, vuelvo nuevamente al punto anterior, funcionan bien, hasta el local más chico tiene stock de todos sus productos, en los cafés las vitrinas siempre tienen variedad de pasteles y sándwich, ni hablar de la atención, siempre con buena disposición, simplemente un agrado.

Leyendo una y otra vez este texto no puedo evitar sentir una inmensa sensación de satisfacción y alegría, vine al lugar correcto, me recibieron con las puertas abiertas y lo disfrute a concho. ¿Algo puede ser mejor que esto? Si, hay algo mejor, conocí personas increíbles que decidieron atreverse a hacer este mismo stop en la cotidiana y conservadora vida que todos nos dicen que hay que seguir, personas que piensan y valoran este tipo de aventuras y que me hacen pensar que en un futuro no muy lejano el estudiar, trabajar y trabajar no será una rutina obvia para todos. Hoy dejo Australia agradecida de su gente, de este inmenso y alegre continente, que formó parte de una inolvidable aventura.

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